martes, 22 de julio de 2008

Ashcroft salva los muebles el primer día del Summercase



Richard Ashcroft demostró a propios y extraños que es un capo. En el que parecía que era el día grande de Barcelona –Sinnamon tenía que competir el sábado en Madrid con el Saturday Night Fiber-, sobresalió sobre los demás recitales, simplemente correctos. Bien es cierto que un servidor, por diversos motivos, no vio las actuaciones del gran Nick Cave con Grinderman y Blondie.

Un hype de aperitivo

El día comenzó con el concierto de We Are Scientists, grupo californiano liderado por Keith Murray. Un grupo NME más que, a mitad de la tarde, supo a gloria. Tuvieron un principio de concierto regular, con una canción romántica al principio, pero después se desmelenaron -o más bien el flequillo “emo” del cantante se empezó a mover-. Tienen grandes hits como “Nobody move, Nobody get Hurt” o “Great Escape”. Una delicia para el público extranjero. Ambiente de festival europeo para ir abriendo boca.



Bendecidos para los discos, dejados de la mano de Dios en directo

Sobre las 10:30 apareció uno de los grupos más esperados. Interpol cuajó un buen concierto, al ejecutar con maestría todas las piezas. Sin embargo, esto supo a poco. Es el problema que tienen. Hacen discos tan formidables que uno se espera una actuación memorable. Hay algo que falla, no transmitieron lo que previamente han compuesto de forma meticulosa. Si Banks -con sus resonancias vocales- y los suyos se creyeran su pose -la sobriedad- y no parecieran sencillamente unos dejados…

_Interpol. Buena música. Interpretación 0.





Una pena, porque pueden ser la mejor banda en lo que llevamos de siglo y no han terminado la faena. En su favor se puede decir que el tiempo tan limitado hizo que no mostrasen todo su -extenso- repertorio, a pesar de contar solo con tres largos. Aun así, escuchar maravillas hechas música como “Pioneer to the Falls”, “Narc” o “No in a Threesome” es una experiencia única. Que finiquitasen con “Evil”, también, aunque “Heinrich Maneuver” no sonara. Algo inexplicable cuando es la canción más famosa de Our Love to admire.

Diversión a la inglesa

Sin tiempo que perder, y sin que se bajara la borrachera, Maxïmo Park irrumpió en el escenario próximo. Se han abonado a los festivales veraniegos españoles. Les han cogido gusto. Esto el público lo agradece. Ninguno de los asistentes diría que su prioridad número 1 era ver a los de Newcastle, pero ya que están…, y no defraudaron. Cumplieron con creces lo que se les pide: entretener, con un sonido más que bueno -el Walkman Stage tenía mejor acústica que el principal escenario: el Movistar- y una serie de canciones movidas y suficientes para llenar esa hora de espectáculo que se les pide.

_Maxïmo Park. Reverendo Smith y sus súbditos.




Empezaron fuertes con “Girls who play Guitars” y no pararon. Sonaron las que todos conocemos, otras pequeñas joyas como “By the Monument” o “Nosebleed” y nuevos temas que suenan a lo mismo -para que cambiar si se tiene éxito-. Paul Smith, ejerciendo de predicador con su libro, se movió con soltura, sabedor de lo que la audiencia quiere. Terminaron con “Books from Boxes” y “Apply some Pressure”. Como ver tres minutos de los Smiths y otros tres minutos de Franz Ferdinand.



Clase, fotogenia y talento

Tras esto, el momento de la noche no se hizo esperar. En el escenario principal apareció el jefe de Wigan. Sencillamente hubiera dado lo mismo que hubiera tocado sus canciones en solitario o con sus amigos de toda la vida: McCabe, Jones y Salisbury -The Verve-. Decidió hace meses volver con ellos y presentar -incluso- nuevo material. Pero todos los flashes iban destinados al “hombre sin sombra”. Es normal. Es Richard Ashcroft.

Un hombre atractivo como pocos, a sus 37 primaveras. Puede parecer anoréxico, putero o drogadicto…, o quizás todo junto. Si no tuviera talento ni fuera una estrella del rock sería un pobre repartidor de pizzas. Aunque sí tiene ese talento y es una estrella. Vaya si lo es. Un showman de los pies a la cabeza que desgranó sus piezas más íntimas, sobre todo aquellas de Urban Hymns. Sus nuevos trabajos sonaron bien, realmente bien. Como un sueño hecho realidad fue escuchar “Bittersweet Symphony” enlazada con “Life is a Noize” al final de la particular travesía del británico. Un auténtico orgasmo musical.

_The Verve. Ashcroft: Capo de Wigan.




Primal Scream en la lejanía



Tras la maratón de más de cuatro horas, un rato en el césped -con la minicerveza al módico precio de 3€- no viene nada mal. De fondo, Primal Scream. Con los escoceses de hilo musical, uno se dio cuenta de que el Movistar Stage tenía un sonido lamentable, muy poco potente y distorsionado con la distancia. Las comparaciones son odiosas y nadie duda de la calidad del Escenario Verde de Benicassim…Rock alternativo a raudales y un “Country Girl” que bien merecía la pena acercarse a oír con la máxima calidad.

Un poco de electrónica para rematar

Ya conocemos las imágenes que se emiten sobre los festivales. Drogas, alcohol -que paradójicamente separan del resto de las drogas- y gente alocada. Se obvia el ambiente y el buen rollo. Eso no vende. El viernes del Summercase se vivió tal situación con 2Many Djs. Mucho baile, descontrol y canciones que no podríamos disfrutar en directo en esta edición. Para muestra un botón. Gente coreando “Kids” de MGMT y “Out of Space” de Prodigy. Tras esto, a dormir y a esperar una segunda -y mejor- jornada festivalera.


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